Romance secreto

Marieu, he buscado modos, maneras y estilos múltiples para remediar lo nuestro, lo nuestro es aquello inexistente que tanto existe.
Te confieso que a veces cuando voy a beber un vaso con agua ella me disfruta, me ausculta, me alivia, llena el vacío que dejó mi corazón y que tú sin saberlo te llevaste.
Ayer, lunes, 02 de Febrero ella se me acercó como nunca, me besó los párpados adoloridos, estiró mis piernas de músculos entumecidos y secó mi frente sudorosa e hirviente con sus cabellos frescos...



Las ventanas se han estremecido,
elaborando una metafísica del universo.
Vidrios han caído.
Un enfermo lanza su queja.
Ignoro lo que será del enfermo esta mujer,
que le besa y no puede sanarle con el beso,
le mira y no puede sanarle con los ojos,
le habla y no puede sanarle con el verbo.
¿Es su madre? ¿Y cómo, pues, no puede sanarle?
¿Es su amada? ¿Y cómo, pues, no puede sanarle?
¿Es su hermana? Y ¿cómo, pues, no puede sanarle?
¿Es, simplemente, una mujer?
¿Y cómo pues, no puede sanarle?
Porque esta mujer le ha besado,
le ha mirado, le ha hablado
y hasta le ha cubierto mejor el cuello al enfermo
y ¡cosa verdaderamente asombrosa!
no le ha sanado.

(César Vallejo - Las ventanas se han estremecido).


Sí Marieu, hoy las golondrinas no tendrán donde anidar, no habrán plazas donde caminar ni pecados más que cumplir, se vinieron a mi mente recuerdos de cuando tú me regalaste esos instantes maravillosos de tu vida, aquella desgarradora manera de demostrarme tu amor, aquellos momentos en los cuales juntos y sin dinero devorábamos una hamburguesa partida por la mitad, todo entre tú y yo fue como esa hamburguesa, salvadora y por la mitad.
soy un sobreviviente de la ciudad gris, un ser salvaje y grotesco que creció jugando al trompo con huaraca, desafiaba las leyes gravitatorias con magníficas piruetas, enfermé demasiadas veces por disfrutar mis tardes de lluvia, oliendo la tierra fértil, jugué a las escondidas mientras me enamoraba cada vez más de la níña que estrenaba vestido o en todo caso, me deslumbraba una y otra vez con su excelente limpieza ¿por qué te digo todo esto Marieu? Siento que he iniciado una relación amorosa con esta mujer que me atrapa, me seduce y libera mis dolores, mis pesares, que en cada manifestación de amor me conduce al abismo de la perdición final, de donde nadie sale mal.
Ayer al mirarle a la cara determiné sentenciando que:
Esa mujer de cabellos sueltos me ama,
dedica al máximo su existencia por hacerme feliz,
es la única que no se marchará o que yo no dejaré ir.
Esa mujer vestida siempre de negro me ha oido,
escuchó por años mis temores,
mis plegarias y mis desconsuelos...

continuará...